Cada vez son más frecuentes los eventos extremos como inundaciones, sequías, olas de calor, incendios, nevadas intensas y cambios en los patrones de lluvia en todo el planeta. Estos fenómenos impactan directamente en la vida de las personas, dañan los ecosistemas y ponen en riesgo la economía, la salud, la producción de alimentos y las infraestructuras.
En Argentina, los efectos del cambio climático ya se hacen notar. Según un informe climático del año 2024, la temperatura media del país fue 0,54°C más alta que el promedio del período 1991-2020. Esto convierte al 2024 en el segundo año más cálido desde 1961, junto con 2017 y 2020.
El centro-oeste argentino fue una de las zonas más afectadas por la sequía, especialmente durante septiembre, cuando la falta de lluvias y las altas temperaturas agravaron la situación y favorecieron los incendios en varias provincias.
Por otro lado, en el sur del país, las provincias patagónicas vivieron intensas nevadas entre mayo y julio, con una cobertura de nieve que superó el 60% de la región. Estos contrastes muestran cómo el cambio climático puede generar tanto calor extremo como fríos intensos en distintas zonas del país.
Frente a este panorama, Argentina asumió compromisos concretos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Según su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), el país se comprometió a que las emisiones netas no superen los 349 millones de toneladas de CO₂ equivalente (MtCO₂eq) en 2030, el mismo nivel registrado en 2018.
Las principales fuentes de emisiones en Argentina son:
Estos sectores representan los mayores desafíos para alcanzar una economía más limpia y sostenible.
Además de mitigar, es fundamental adaptarse al cambio climático. Esto implica fortalecer la capacidad del país para responder ante emergencias climáticas, mediante políticas, planes y acciones concretas.
Una de las medidas destacadas es la creación de códigos de construcción adaptados al clima, que aseguren que las nuevas infraestructuras puedan resistir eventos extremos como inundaciones o altas temperaturas.
Argentina cuenta con herramientas legales que respaldan estas acciones. La Ley 27.520 establece los presupuestos mínimos para la adaptación y mitigación al cambio climático, promoviendo la coordinación entre los distintos niveles del Estado.
Además, el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático 2030 reúne las políticas y estrategias del país para enfrentar esta problemática de manera integral.
El cambio climático no es un problema lejano: ya está afectando la vida cotidiana de las personas. Por eso, las acciones que se tomen hoy serán clave para proteger el futuro.
Argentina avanza con políticas, compromisos y planes concretos, pero también es necesario que cada sector —gobiernos, empresas y ciudadanía— participe activamente en la construcción de un país más resiliente y sostenible.