El cemento es un material esencial para el desarrollo de nuestras ciudades, pero también representa un desafío ambiental por las emisiones de CO₂ que genera su producción. Por eso, la industria del cemento en Argentina se ha propuesto una meta ambiciosa para el año 2030: reducir sus emisiones directas a menos de 500 kilogramos de CO₂ por tonelada de cemento producido.
En los últimos años, el sector cementero argentino ha logrado grandes progresos. En 2023, las emisiones netas fueron de 507 kgCO₂ por tonelada de cemento, una reducción del 18% respecto a los 612 kgCO₂/t registrados en 1990. Este avance coloca a Argentina entre los países con menores emisiones específicas del mundo en esta industria.
Para continuar reduciendo las emisiones, la industria trabaja en tres ejes principales:
El camino hacia un cemento más sostenible no está exento de desafíos. Entre los principales objetivos que la industria busca alcanzar se destacan:
Este proceso de transformación también abre grandes oportunidades para Argentina:
Para que estas metas sean posibles, se necesitan políticas y normas que acompañen el esfuerzo del sector. Algunas de las medidas habilitantes incluyen:
La meta 2030 del cemento argentino representa mucho más que una cifra: es un compromiso con el planeta y con las generaciones futuras. Con innovación, cooperación y políticas adecuadas, la industria del cemento puede seguir construyendo el desarrollo del país, pero de una manera más limpia, eficiente y sostenible.